Durante las últimas elecciones generales, todos los partidos políticos sin excepción, corrieron a la llamada España vaciada buscando como buitres nuestro voto. Después, ya como presidente, se presentó el socialista Sánchez, el del dedazo del COLCE, a Jaén con una retahíla de promesas. Hoy ya vemos cada vez más claro los ciudadanos de esa España vaciada, que el único interés que tienen hacia nosotros, hacia el agricultor y a nuestra tierra, es la de exprimirnos con impuestos injustos para mantener una clase política parasitaria.
En Jaén, donde el sector agrícola es esencial, los trabajadores del campo están pasando por unos años muy difíciles de sequías, precios bajos en su producción, precios altos de combustibles, electricidad y fitosanitarios, y ahora el gobierno sociopodemita pone la puntilla, mediante un Real Decreto dictado con la alevosía y nocturnidad que propiciaron los meses de mayor incidencia de la pandemia. En dicha ley se establece la obligación de darse de alta como autónomo a todo aquel que perciba ingresos de carácter agrícola, suponiendo un gasto anual de alrededor de 3.000 euros, sin tener en cuenta los ingresos. Esto es un varapalo tanto para los trabajadores, como para los pequeños productores, que en la provincia se estiman, según UPA, en una cifra de 80.000 personas que no superan los 5.000 euros anuales provenientes de esta actividad, siendo en la mayoría de ocasiones trabajadores agrícolas a tiempo parcial.
Para Hacer Nación, esta decisión supone a la larga, dejar en manos de oligopolios de la alimentación unas tierras que han sido cultivadas por pequeños campesinos durante generaciones. Pues al acabar con un importante complemento económico doméstico, es una losa más en el paulatino empobrecimiento de las familias de Jaén, que se verán obligadas a vender sus pequeñas explotaciones, y en muchos casos para los trabajadores una sentencia de emigración.
Necesitamos terminar con un infierno fiscal que empobrece a trabajadores y productores, unos impuestos que solo sirven para mantener a una clase política podrida y parasitaria, que no trabaja para el bien común de sus ciudadanos, sino para las multinacionales y los fondos buitre.
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