Galerías Preciados, fue uno de los primeros grandes almacenes fundados en España. Nace en 1943 de la mano del empresario Pepín Fernández, que se inspiró, como sucede con los cantes de ida y vuelta, en los Almacenes El Encanto de la Habana. La exitosa acogida de este gigante comercial, hizo que ampliara el negocio por las principales poblaciones, a las que la firma les otorgaba un halo de categoría. Jaén, no podía ser menos, y el 6 de mayo de 1958, Galerías abre sus puertas en nuestra capital. Desde aquella fecha fue un centro de atracción y curiosidad, más aún cuando instaló, tras hacerlo Simago, unas escaleras mecánicas, que eran el tiovivo de chicos y grandes.
Recuerdo durante mi niñez cómo la gente de los pueblos que iban al médico, o a hacer algún papeleo a la capital, a la vuelta contaban entusiasmados lo a gusto que habían estado echando el día mirando por Galerías.
Desde hace décadas a los españoles se nos ha educado desde la clase política, a que la función de los pechadores es pagar impuestos, votar cada cuatro años, aguantar con lo que venga y callar. Lo peor de todo, es la docilidad con la que el español medio ha interiorizado este mandato, y toma como normal cosas que claman al cielo. Lo triste es que inserto en los españoles, está la idea bastante generalizada de pensar, que si un ciudadano anónimo estuviera en el lugar del político haría lo mismo; y de eso tan triste ya no tienen la culpa los dirigentes, sino los soldados rasos.
El último suceso en el anecdotario político patrio, ha sido el viajecito, con reportaje fotográfico incluido, que se ha pegado la chupi pandi de Irene Montero, a un sitio tan cool como Nueva York. Del ministerio que dirige esta señora, lo único que me queda claro, es que nos cuesta demasiado dinero, para la nulidad de resultados que se le pueden adjudicar. Desde luego, en la empresa privada con ese debe y haber, hace mucho que la Montero hubiera estado de patitas en la calle. Y así sucede también con el viaje de marras. Cualquiera que haya tenido que hacer un desplazamiento de trabajo productivo, poco o ningún tiempo le queda a uno para hacer turismo, porque se miden, más bien se cronometran, las reuniones y los costes que puede suponer. Pero aquí no hay problema con el dinero y la agenda, bastante holgada de la ministra, que ha sido básicamente entrevistarse con una asociación y con asistentes del gobierno del país en temas de igualdad y de eso que llaman género.
Realmente, esto podría haberlo hecho desde su casa por videoconferencia, mucho más cómoda, con un café y la batita. Pero no, estas señoras a las que se les cae la boca hablando de casta e igualdad, tienen que ir en persona, cuando, hay gente que ha tenido que dejar su trabajo porque no les sale rentable desplazarse con el costo del combustible; a estas señoras que se les cae la boca hablando de calentamiento global y de compartir vehículo, no se van en un vuelo normal, cogen un avión del ejército del Aire, porque ellas lo valen. Ya son muchas las veces que hemos asistido a estos comportamientos inmorales de agendas comodonas con fines lúdicos, algo que no ha sido exclusivo de este gobierno, ni de este partido. Valga como ejemplos el de otro vicepresidente que iba en avión a ver torear a Curro Romero, o el presidente de una comunidad que se iba todos los meses a las Canarias a ver a su amiguita. Podríamos estar dando datos como este hasta mañana, porque España en este sentido da para mucho, y si lo pensamos bien, tal como decíamos anteriormente, esos políticos no hacen más que lo que aquellos que entraban al fresquito y las cómodas escaleras de Galerías, y sin comprar nada, usaban medios ajenos para pasar el rato.