La imagen de la sala de vistas en el juzgado de Huércal-Overa, fría y sobria, se ha convertido en un escenario recurrente para el Ayuntamiento de Cantoria. El lunes 10 de marzo, serán los afectados quienes comparecerán ante la justicia, mientras que el 25 de marzo será el turno del secretario y el técnico del ayuntamiento. Además, esta misma semana también deberá acudir a los tribunales, por otras cuestiones, el Secretario General del Partido Socialista y a su vez asesor de la alcaldía. Un nuevo capítulo en una historia que, lejos de sorprender, se ha convertido en norma bajo la actual administración.
El hecho de que cargos públicos y empleados municipales deban rendir cuentas ante la justicia con tanta frecuencia es un síntoma preocupante de la gestión en Cantoria. Ya no se trata de hechos aislados ni de meras controversias políticas; es un reflejo de una administración bajo la sombra de la sospecha, donde la legalidad parece una línea borrosa en lugar de un principio rector.
Para los ciudadanos, este goteo constante de citaciones es un golpe a la confianza en sus gobernantes. La política municipal, que debería centrarse en la mejora de los servicios, la gestión eficiente de los recursos y el bienestar de la comunidad, se ve ensombrecida por expedientes judiciales, declaraciones bajo juramento y la imagen de cargos públicos ante un estrado. ¿Es este el modelo de gestión que merece Cantoria?
El silencio o la justificación de lo injustificable solo contribuyen a una erosión aún mayor de la credibilidad institucional. Es hora de que quienes han hecho de los tribunales su segundo despacho den explicaciones claras y asuman responsabilidades. La política no es un refugio de impunidad ni un juego de poder, sino un compromiso con la transparencia y la ética.
Los vecinos de Cantoria merecen un gobierno que se preocupe más por su bienestar que por su defensa en un juzgado. Merecen respuestas, soluciones y, sobre todo, respeto. Lo que está ocurriendo no es normal, y acostumbrarse a ello es la peor condena para un pueblo que aspira a un futuro mejor.
Esperemos que con esto algunos abran los ojos y dejen de rendir pleitesía a quienes nos gobiernan. No se trata de bandos ni de ideologías, sino de dignidad y responsabilidad. Cantoria necesita líderes que miren por su gente, no que desfilen por los juzgados.