Cantoria
El silencio en política a veces dice más que mil discursos.
En Cantoria, un escándalo de proporciones considerables sacudió la escena política local cuando el Secretario General del PSOE fue detenido en un club de alterne con una papelina de cocaína. Un episodio que, en cualquier otro contexto, habría significado el fin de una carrera política. Sin embargo, el Partido Socialista, tanto a nivel provincial como andaluz, parece haber pasado página con una facilidad sorprendente.
La consecuencia más inmediata fue la salida del protagonista de la lista electoral, una decisión inevitable ante el escándalo público. Sin embargo, lejos de suponer un revés para su entorno, la gran beneficiada fue su esposa, que terminó convirtiéndose en alcaldesa, a pesar de no ser de Cantoria. ¿Casualidad o estrategia bien calculada?
Lo que resulta más llamativo no es solo el hecho en sí, sino la aparente indiferencia del PSOE provincial y andaluz ante lo sucedido. Ni una condena pública, ni una muestra de indignación, ni un intento por marcar distancias. ¿Por qué el partido hace la vista gorda?
Podrían argumentar que cada municipio maneja sus asuntos internos, pero aquí hablamos de un secretario general local envuelto en un escándalo que salpicó directamente a su partido. Aun así, su caída no pareció alterar el curso de los acontecimientos, y su entorno político siguió adelante como si nada hubiera pasado.
Entonces, la pregunta es clara: ¿al PSOE de Almería y de Andalucía realmente le da igual que su Secretario General en Cantoria haya sido detenido en estas circunstancias? ¿O es que hay cosas más importantes en juego que la ética y la imagen pública? Porque si la respuesta es que “da igual”, lo que realmente están diciendo es que, en su política, los principios se negocian… o se ignoran.