A veces me siento perdido, como si la vida fuera un juego cruel en el que nunca supe las reglas. He estado en lo más alto, he sentido la satisfacción de ver mis sueños cumplidos, de caminar con la frente en alto. Pero hoy… hoy solo siento el vacío de la caída. Desde aquí abajo, todo se ve más oscuro, más frío, más lejano.
Me aferro a la certeza de que hay personas que me quieren, que me sostienen incluso cuando yo mismo me dejo caer. Y eso, lejos de darme paz, a veces me atormenta, porque sé que mi dolor también les duele. Quisiera protegerlos de mi tormenta, pero no puedo evitar que la lluvia también los moje. Entonces me pregunto:
¿qué sentido tiene seguir luchando si, con cada paso, les hago sufrir a ellos también?
Lo más duro no es perder, sino que todo aquello por lo que aposté se derrumbe por mentiras, por rumores, por las voces de quienes solo supieron destruir. Personas que, sin saber nada de mi verdad, fueron los verdugos de mi caída. Me arrancaron la calma, me arrebataron la confianza y me dejaron con un corazón lleno de preguntas sin respuesta.
Y aquí estoy, mirando al cielo desde el fondo del pozo, intentando encontrar una razón, un motivo para seguir respirando. Tal vez la vida sea esto: un continuo aprender a levantarse, incluso cuando las fuerzas no alcanzan, incluso cuando sientes que ya no queda nada.
Si alguna vez decido dejar de luchar, quiero que quienes me aman entiendan algo: no fue por falta de amor hacia ellos. Ellos fueron mi refugio, mi ancla, mi única certeza en medio del caos. Si me rindo, será porque la batalla me desgarró demasiado, no porque ellos no valieran la pena.
Y si este fuera mi adiós, quiero que recuerden que los amé profundamente, que cada gesto suyo, cada palabra, cada abrazo, fueron la luz que me sostuvo en mis noches más oscuras.
Pero mientras tenga un suspiro, mientras en mi pecho aún quede un latido, quiero intentar una vez más. Quizá el sentido de la vida no se encuentre en la cima, ni en el abismo, sino en el simple acto de seguir caminando, incluso cuando todo parece perdido.
Porque tal vez, solo tal vez, la esperanza esté esperando detrás de la próxima curva. 🌹