Real Jaén obra el milagro en Lebrija y logra una victoria épica con uno menos (2-3)
El Real Jaén firmó esta mañana en el Estadio Municipal de Lebrija una de esas gestas que quedan grabadas en la memoria de los aficionados. Con un jugador menos durante los últimos veinte minutos, los blancos se aferraron a la fe, al orgullo y a su historia para remontar al Atlético Antoniano y llevarse una victoria por 2-3 en el minuto 97, en un final de auténtico infarto.
El encuentro comenzó cuesta arriba para los de Manolo Herrero. El Antoniano, empujado por su afición, salió decidido a mandar y pronto encontró premio. Panadero, en una rápida acción ofensiva, adelantó a los locales con un disparo raso que batió a Javi Sánchez, desatando la euforia en la grada. El gol no descompuso al Jaén, que supo reaccionar y encontrar el empate antes del descanso gracias a una magnífica jugada colectiva que culminó Mario Martos, tras una asistencia medida de Agus Alonso.
Con las tablas en el marcador, la segunda parte se convirtió en una auténtica batalla. El Antoniano volvió a adelantarse aprovechando un error defensivo, poniendo el 2-1 y obligando al Real Jaén a remar contracorriente. Por si fuera poco, en el minuto 70 llegó la jugada que parecía sentenciar a los jiennenses: Agus Alonso vio la roja directa, dejando a su equipo con diez jugadores y con el marcador en contra.
Pero lejos de rendirse, el conjunto blanco sacó su orgullo y su ADN histórico. Con el corazón por bandera, se lanzó al ataque y encontró el premio a su insistencia desde el punto de penalti. Pablo García transformó la pena máxima con una frialdad admirable, poniendo el 2-2 y devolviendo la esperanza a la expedición jiennense.
El tramo final fue una auténtica agonía, con el Antoniano volcado en busca del gol de la victoria y el Real Jaén resistiendo con uñas y dientes. Y cuando todo parecía indicar que el empate sería el resultado definitivo, llegó la explosión de júbilo: en el minuto 97, tras un saque de banda prolongado al área, Bernardo apareció para rematar de forma inapelable y firmar el 2-3, silenciando a la grada local y desatando la locura entre los jugadores y la afición desplazada a Lebrija.
Con esta victoria épica, el Real Jaén demuestra que está preparado para luchar por todo esta temporada. Ganar fuera de casa, con uno menos y remontando en el suspiro final, no solo vale tres puntos: es una inyección de moral y confianza para un equipo que nunca deja de creer. El mensaje está claro: este Real Jaén tiene fe, corazón y hambre de gloria.