En catalán, la palabra “torna” se refiere, al resto que falta de un producto hastacompletar el peso solicitado por un cliente, cuando el dependiente se queda corto, en un principio, en el momento de despacharlo. Con este concepto jugaron el grupo teatral “ElsJoglars”, en la obra que lleva ese título, y que fue estrenada el 7 de Septiembre de 1977 en el teatro Argensola de Barbastro, y por la que los artistas pasaron por un consejo de guerra y prisión. La obra cuenta los últimos días de vida de Georg Michael Welzel, al que se le condenó a garrote vil el 2 de marzo de 1974. Este hombre de origen alemán, nació finalizando la segunda guerra mundial, sus primeros años vivió bajo la bota de la República Democrática Alemana, de la que trató en reiteradas ocasiones de fugarse, siendo encarcelado durante largos períodos. Finalmente consigue cruzar al Berlín federal en 1972, y llega a España en diciembre de ese año. Días después, entra en un bar y con una escopeta de caza, que robó a un agricultor, asesina al guardia civil Antonio Torralbo, por lo que será arrestado. Tal como hemos avanzado, Welzel es sentenciado a pena capital, y para cumplirla, se eligió el mismo día en que se ejecutó a Salvador Puig Antich, un anarquista perteneciente a un grupo de acción armada denominado Movimiento Ibérico de Liberación. Este barcelonés mató al subinspector Francisco Anguas Barragán durante un operativo organizado para la detención de miembros del MIL. Fue encarcelado y también sentenciado a muerte por garrote vil. El que coincidiera el día de cumplimiento de la sentencia de Antich y de Welzel se hizo, y en eso se basó la crítica de “la Torna”, con la intención de que no transcendiera demasiado en los medios de comunicación la ejecución de un opositor al régimen, añadiendo a la lista un delincuentecomún, así quedarían equiparados amboscomo simples asesinos de una autoridad.
El norte de África, es un polvorín en tensión continua, es lo que los estudiosos de la seguridad internacional denominan zona gris.Este concepto define aquellas acciones, en lasque sin llegar a las manos, los contendientes idean medios para debilitar a sus rivales, con lo que van obteniendo poco a poco y a largo plazo sus objetivos, cuando consiguen superar al contrario. Claramente en el Magreb, estos rivales son Marruecos y Argelia, que se tienen un odio visceral desde la conocida como Guerra de las Arenas, a principios de los años sesenta del siglo pasado, por la disputa de la región de la zona minera de Tinduf y HassiBeida. A esto se añade la elección que cada uno hizo del equipo en el que jugar en el tablero de las relaciones internacionales, en el pasado contexto de la Guerra Fría. Marruecos optó por su tradicional alianza con Estados Unidos, y Argelia fue uno de los baluartes de los movimientos de emancipación de aquél momento, y su alianza fue con la Unión soviética, estando esas demarcaciones aúnmuy presentes. El papel de estos dos actores está muy claro. Pero el papelón les toca a los vecinos que tenemos que convivir en la misma comunidad, tratando de que no nos salpique la legía de la ropa que se echan uno a otro desde el patio de luces, y rezamos para que ninguno de los dos nos retire el saludo por imaginar que estamos de parte del otro.
Mal que bien, hasta ahora, los gobiernos españoles han ido surfeando la ola en su relación con ambos países, pero en los últimos meses la frágil línea que separa la frialdad cordial, del escupirse a la cara; se ha roto por todas las partes posibles. La bola de nieve comenzó a rodar el año pasado, cuando el inepto gobierno que nos desgobierna, se le ocurrió la feliz idea de traer, de aquella manera, al presidente saharaui, Brahim Gali, para ser atendido a escondidas en un hospital de Logroño. Este oscuro personaje, es un protegido de Argelia, por lo que Marruecos se lo tomó como un desafío, y su respuesta fuedoble, por un lado enviar una avalancha de 5.000 personas a nuestra frontera en Ceuta, ypor otro, suspender el tradicional paso del Estrecho, excluyendo los puertos españoles.Tras la tormenta vino la calma, previo pago y peloteo al rey de Marruecos, y cuando creímos que ya todo estaba bien, nuestro amado líder para darle emoción a la cosa decide en plena crisis energética, motu proprio, reconocer la posesión marroquí sobre el Sahara Occidental. Y como cualquier párvulo sabría de antemano, esto cabreó como a una mona a Argelia, yañadimos otra vuelta a la fría bola de nieve, que se nota aún más fría cuando prevés que te van a cortar o a subir el gas. Entonces para tratar de arreglar el desaguisado, como muestra de amistad, el gobierno socialista decide expulsar a un solicitante de asilopolítico, por ser una amenaza para la seguridad. La víctima tiene un nombre, Mohamed Benhalima, un exmilitar denunciante de la corrupción en Argelia, que cuenta con 19 causas abiertas y una condena a muerte en su país, donde, a finales de marzo, fue entregado por Marlaska.
Y al igual que sucedió con el reo de la obra de “Els Joglars”, el gobierno español añade esta“torna” de peso en carne, en este caso de un inocente, para satisfacer a los argelinos por la incompetente política internacional de Pedro Sánchez.